Si hay una prenda ligada al verano, esa es el caftán. Pero su flexibilidad va más allá: de alfombras rojas de Hollywood a prenda fetiche de los 70. Te contamos la historia del vestido más cómodo y fresco del verano.

Según la RAE, el caftán [del árage qafṭān o del turco kaftan, y estos del persa ẖaftān] es una vestimenta amplia y larga, sin cuello y con mangas anchas, usada especialmente en los países musulmanes.
El caftán se utilizaba -y utiliza- en diversas regiones de todo el mundo: en Oriente Medio, en el Maghreb y Asia Central, en Persia (que engloba el actual Irán y otros estados), en el Imperio mogol bajo la dinastía fundada por Babur, en ciertos estados independientes de la actual Italia como la República de Venecia, en el Imperio omeya y el Imperio otomano.
Símbolo de exotismo y bohemia, el caftán vuelve esta temporada a ser una de las piezas más deseadas. La interculturalidad, los fenómenos unisex y talla única, y su patrón 100% confortable lo han convertido, una vez más, en una de las prendas más destacadas del verano.

Fueron los primeros viajeros del siglo XIX quienes introdujeron en Europa y Norteamérica este tipo de prenda. Tuvieron que pasar siglos para que llegase a las manos de los grandes modistos y coutouriers de los años cincuenta, como Dior, Balmain, Balenciaga o Givenchy, quienes apostaron por el caftán por su patronaje arquitectónico como una nueva forma de vestido de noche lujoso, adaptándolo a los nuevos tiempos en distintos formatos, incluso acortando su longitud y combinándolo con unos pantalones a juego.
“El caftán permite experimentar con todo tipo de materiales y colores. Podemos verlo elaborado en lino o algodón con motivos étnicos o en seda adornada con lentejuelas. ¡Elizabeth Taylor se casó enfundada en un caftán!”

El caftán tiene una serie de puntos en común: son largos y amplios, rectos o ligeramente cruzados, con mangas larga o semilargas (de tipo francés), sin cuello o capucha y abiertos en medio en toda su longitud (con o sin botones). Sin embargo, cada nación o pueblo que ha integrado el caftán en su vestimenta tradicional le ha dado su propio toque en lo que atañe al corte, el tejido, los colores, los bordados, los adornos y motivos. De ahí que haya caftanes persas, mogoles, venecianos, turcos, eslavos, marroquíes o argelinos.
Incluso este icono de la historia de la moda ha llegado a la alfombra roja, demostrando que las prendas holgadas son sinónimo de misterio y, por lo tanto, más sexys que muchas de las que no esconden prácticamente nada. Uma Thurman es una de las actrices que más ha apostado por el caftán, con el que ha posado en numerosos photocalls. Angelina Jolie lo lució en el Festival de Cannes y Jennifer López en la Met Gala. No hay duda de que, como demostró Halston en los setenta, el caftán es una prenda apasionante a la que tantísimos diseñadores han querido y buscan honrar.
